Monitoreo del agua y tu salud. Una mirada a los últimos diez años de un programa pionero en nuestra grave crisis del agua

La sobreextracción de nuestros acuíferos, principalmente por parte del sector agroindustrial, que utiliza más del 85% de nuestro suministro de agua, no sólo está afectando la disponibilidad general de agua, sino que también está directamente correlacionada con un aumento de contaminantes peligrosos como el arsénico y el fluoruyo, los más frecuentes en nuestros suministros de agua en la región de la Cuenca del Alto Río Laja, que incluye a San Miguel de Allende y a más de 2.800 otras comunidades rurales y urbanas.

Estas sustancias químicas de muy difícil eliminación son extremadamente peligrosas para el consumo humano y se correlacionan con enfermedades renales crónicas, fluorosis dental y ósea (los dientes se vuelven marrones y los huesos se deforman y se vuelven quebradizos), deficiencias en el desarrollo cognitivo de los niños, lesiones en la piel y varios tipos de cáncer.

Estos impactos en la salud son 100% prevenibles, y todo comienza con la identificación de los problemas y la concienciación. Nuestro mapa interactivo de la calidad del agua, una herramienta surgida de nuestro Programa de Monitoreo del Agua, encarna ese ideal. Construido a través de años de pruebas de campo tanto en las comunidades rurales como en los barrios urbanos de San Miguel, nuestro mapa de fácil uso se pone a disposición de cualquier persona que quiera conocer la calidad de su agua. A lo largo de los años, hemos ampliado este mapa para incluir miles de sitios en todo el país. Así que, tanto si vives en la zona rural del estado de Chihuahua, como en el centro de San Miguel de Allende, ahora puedes obtener fácilmente información sobre la calidad del agua cerca de ti, así como descubrir formas de proteger mejor tu salud.

Ya en 2013, tras más de dos años de trabajo de campo directo por parte de CODECIN -una coalición de comunidades y organizaciones, entre las que se encuentra Caminos de Agua-, los datos que recopilamos a través de nuestro Programa de Monitoreo del Agua, junto con los testimonios de los testigos sobre los impactos en la salud de beber agua contaminada, se entretejieron en un caso de derechos humanos de 500 páginas y se presentaron ante el Tribunal Permanente de los Pueblos, un organismo ético internacional de derechos humanos, que declaró:

Dada la gravedad de los casos reportados sobre la sobreexplotación y contaminación de las aguas superficiales y subterráneas, y su impacto sobre las personas y los ecosistemas, se recomienda al gobierno mexicano... declarar [toda la región de la Cuenca Alta del Río Laja] zona de emergencia por los riesgos ambientales y sanitarios.

En los últimos 10 años, hemos construido una red de colaboración a través de nuestro Programa de Monitoreo del Agua que incluye comunidades locales y organizaciones de base, gobiernos municipales y federales, y docenas de investigadores e instituciones académicas como la Universidad de Texas A&M, la Universidad de Guanajuato, la Universidad Estatal de Carolina del Norte, el Imperial College de Londres, y muchos más. Hemos trabajado con los gobiernos municipales para descubrir los horribles aumentos de arsénico y fluoruoro en cortos períodos de tiempo, y colaboramos con una red nacional de actores para persuadir a la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) para hacer públicos los datos de calidad del agua de miles de sitios en todo el país.

Nuestro Programa de Monitoreo del Agua está lejos de ser sólo un análisis de la calidad del agua rural. En los últimos años, hemos analizado barrios urbanos de San Miguel donde los niveles de arsénico superan el límite permitido en casi tres veces. Esta constatación nos llevó a lanzar el año pasado nuestra Iniciativa Urbana del Agua, para ayudar a educar a los habitantes de las ciudades tanto en nuestra crisis como en las soluciones que tienen a su disposición para afrontarla.

Saber lo que hay en nuestra agua es el primer paso para tomar el control de nuestra salud y bienestar.

Fátima Almeida